Angustia, soledad, enfermedad, muerte, erotismo, introspectiva o existencialismo son algunas de las palabras que se me vienen a la mente si pienso en Edvard Munch, uno de mis pintores favoritos.
A lo largo de toda la historia del arte ha habido artistas que han diseccionado cuerpos y artistas que han diseccionado almas. Munch sin duda fue de los segundos, en gran parte gracias a la fuerza expresiva de su línea que le convierte en el precursor de la tendencia expresionista dentro del arte moderno.
De su obra todos conocereis su famosísimo cuadro "El Grito", por lo que he decidido prescindir de poner su representación en esta entrada y sustituirla por un comentario que el propio Munch hizo a propósito de como comenzó la idea del cuadro:
A lo largo de toda la historia del arte ha habido artistas que han diseccionado cuerpos y artistas que han diseccionado almas. Munch sin duda fue de los segundos, en gran parte gracias a la fuerza expresiva de su línea que le convierte en el precursor de la tendencia expresionista dentro del arte moderno.
De su obra todos conocereis su famosísimo cuadro "El Grito", por lo que he decidido prescindir de poner su representación en esta entrada y sustituirla por un comentario que el propio Munch hizo a propósito de como comenzó la idea del cuadro:
“Estaba caminando por un camino con ambos amigos. Se puso el sol. Sentí un ataque de melancolía. De pronto el cielo se puso rojo como la sangre. Me detuve y me apoye en una barandilla muerto de cansancio y mire las nubes llameantes que colgaban como sangre, como una espada sobre el fiordo azul-negro y la ciudad. Mis amigos continuaron caminando. Me quedé allí temblando de miedo y sentí que un grito agudo interminable penetraba la naturaleza".
Mucho se podría escribir sobre Munch y su relación con las mujeres, con la enfermedad o con la muerte, pero no voy a redactar más, no es necesario, tan solo os dejo con tres de mis cuadros favoritos del artista noruego:

"Madonna", 1894-1895

"Separación", 1894