jueves, 1 de octubre de 2009

dulce introducción al caos

Una no sabe como se crean las situaciones. Ni aunque se vuelva loca pensando que ha pasado, que ha fallado. Da igual. Lo único que pasa es el tiempo, lento, solo y hostil. Y un otoño más el demonio se presentó y me dijo mira mona pero de esta sales tu solita. Y no importa si no hay fuerzas o una ya no se siente tan joven, tan fuerte y tan orgullosa como antaño. Da igual también. Y ahora va y se cierra el bucle y da igual si te ha dejado desorientada, mareada y sola, da igual. Allá te las apañes. Y si te sientes vacía por dentro, las paredes se te caen encima y el estómago pide salir por tu boca, da igual también, y si quieres hasta no poder querer más y eso también da igual, ya no queda nada, ya no hay más canciones.

¿Cómo quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición?
La canción de que el tiempo no pasara,
donde nunca pasa nada.

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar, volar.

Una racha de viento nos visitó,
y a nosotros ni el pelo se nos movió.
La canción de que el viento se parara,
donde nunca pasa nada.

Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó.
No. No hay esa canción.
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó.
No. No hay esa canción.


2 comentarios:

paupistrello dijo...

pase lo que pase, siempre habrá canciones, niña... arriba los corazones!

Enar dijo...

ánimo a millares!*