Me gusta rodearme de rockeros con tupé y las patillas perfectamente cuidadas. De "puretas" que sienten el rock como un estilo de vida y que no se pierden conciertos como el de la semana pasada en el Sant Jordi Club. En el escenario Loquillo y en el público una mezcla generacional con un punto en común: el sentimiento rock y las ganas de mover las caderas. Pose sobre las tablas para un artista que puede gustarte o no, pero que tiene su estilo y a su público, que despues de tantos años le sigue siendo fiel.
El miércoles, el Auditori colgó el cartel de no hay entradas para recibir a Calamaro. Unos minutos de rigor y ¡pam! depliegue de todo un repertorio recopilatorio con los mejores temas desde Los Rodríguez pasando por cada uno de sus discos en solitario. En el escenario un Calamaro para mi gusto contenido y demasiado correcto. En el público ni un asiento libre y un ambiente positivo y ansioso por escuchar al argentino. Vaqueros estrechos, botines negros, camiseta oscura, americana, gafas de sol y su eléctrica. Todo para un Andrés que no fue ostentoso en su salida al escenario y que se cubría las espaldas con tres guitarras más, un bajo, un teclado y el batería, formando la banda que le acompañó en su última gira.
Un Andrés que por suerte en la recta final del concierto se "soltó la melena "y traspasó la linea de los focos para acercarse al público, bailó, saltó y nos puso a todos en pie hasta el momento en el que los asientos se dejaron de respetar y la platea se llenó para cantar Paloma. Pedir la vuelta al escenario y dar un aplauso enorme y merecido a Calamaro, que no sólo demostró que se puede seguir vivo en el escenario tras una larga trayectoria, sino que supo aguantar el tipo y demostrar que era un profesional cuando un sector con muy poca verguenza se puso a celebrar el gol del barça casi callando al propio cantante. Hay bares frente al Auditori en los que yo vi muy bien la primera parte y elegí sacrificar la segunda por el concierto, sentarse en el auditori con los cascos puesto es una falta de respeto y de educación.
En fin...independientemente de ese detalle y de su inicio un poco apático en el escenario y nada hablador entre canción y canción, en la recta final Calamaro levantó a su público e hizo que ninguno nos arrepintiéramos de haber pagado la entrada para ver que nos ofrecía aún a día de hoy, que fue ni más ni menos que una recompensa a su sofocante concierto del verano pasado en razzmataz.
Y como no quiero romper esta racha rockera y no sólo de artistas tan consolidados vive la música, yo esta noche no me pierdo a Mazoni en el Apolo, que con su último disco “Eufòria 5 – Esperança 0" nos llena de canciones eclécticas entre el rock-indie, una nostalgia psicodéliac y el pop mezclado con elementos electrónicos. Un cocktail perfecto musical al que pone la guinda el propio Jaume Pla con su manera personal de hacer las cosas, desde la sencillez y la humildad, sin ser nada ostentoso ni presumido. Da gusto escucharle hablar y descubrir su forma de ser, pero desde luego lo mejor es verle en pleno esplendor encima del escenario, así que recomiendo que no os lo perdais esta noche.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar un último concierto en esta entrada y es el que mañana nos ofrecerán Love of Lesbian también en la Sala Apolo. Despues de su "Cuentos chinos para niños del japón" tenían el listón muy pero que muy alto y aunque su nuevo disco lo he escuchado y re-escuchado para mi no ha superado ese listón. Aún así en "1999" hay muchas canciones que merece la pena descubrir como suenan en directo. ¡Qué ganitas!
El miércoles, el Auditori colgó el cartel de no hay entradas para recibir a Calamaro. Unos minutos de rigor y ¡pam! depliegue de todo un repertorio recopilatorio con los mejores temas desde Los Rodríguez pasando por cada uno de sus discos en solitario. En el escenario un Calamaro para mi gusto contenido y demasiado correcto. En el público ni un asiento libre y un ambiente positivo y ansioso por escuchar al argentino. Vaqueros estrechos, botines negros, camiseta oscura, americana, gafas de sol y su eléctrica. Todo para un Andrés que no fue ostentoso en su salida al escenario y que se cubría las espaldas con tres guitarras más, un bajo, un teclado y el batería, formando la banda que le acompañó en su última gira.
Un Andrés que por suerte en la recta final del concierto se "soltó la melena "y traspasó la linea de los focos para acercarse al público, bailó, saltó y nos puso a todos en pie hasta el momento en el que los asientos se dejaron de respetar y la platea se llenó para cantar Paloma. Pedir la vuelta al escenario y dar un aplauso enorme y merecido a Calamaro, que no sólo demostró que se puede seguir vivo en el escenario tras una larga trayectoria, sino que supo aguantar el tipo y demostrar que era un profesional cuando un sector con muy poca verguenza se puso a celebrar el gol del barça casi callando al propio cantante. Hay bares frente al Auditori en los que yo vi muy bien la primera parte y elegí sacrificar la segunda por el concierto, sentarse en el auditori con los cascos puesto es una falta de respeto y de educación.
En fin...independientemente de ese detalle y de su inicio un poco apático en el escenario y nada hablador entre canción y canción, en la recta final Calamaro levantó a su público e hizo que ninguno nos arrepintiéramos de haber pagado la entrada para ver que nos ofrecía aún a día de hoy, que fue ni más ni menos que una recompensa a su sofocante concierto del verano pasado en razzmataz.
Y como no quiero romper esta racha rockera y no sólo de artistas tan consolidados vive la música, yo esta noche no me pierdo a Mazoni en el Apolo, que con su último disco “Eufòria 5 – Esperança 0" nos llena de canciones eclécticas entre el rock-indie, una nostalgia psicodéliac y el pop mezclado con elementos electrónicos. Un cocktail perfecto musical al que pone la guinda el propio Jaume Pla con su manera personal de hacer las cosas, desde la sencillez y la humildad, sin ser nada ostentoso ni presumido. Da gusto escucharle hablar y descubrir su forma de ser, pero desde luego lo mejor es verle en pleno esplendor encima del escenario, así que recomiendo que no os lo perdais esta noche.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar un último concierto en esta entrada y es el que mañana nos ofrecerán Love of Lesbian también en la Sala Apolo. Despues de su "Cuentos chinos para niños del japón" tenían el listón muy pero que muy alto y aunque su nuevo disco lo he escuchado y re-escuchado para mi no ha superado ese listón. Aún así en "1999" hay muchas canciones que merece la pena descubrir como suenan en directo. ¡Qué ganitas!
4 comentarios:
A Calamaro le sientan mejor las drogas. Muy contenido, muy dulzón. Love of lesbian fue una gozada.
Esther
Interesante entrada.
Considero que a través de la música, es posible descubrir un poquito la luz interior de una persona.
Por este motivo me resulto interesante tu entrada y ahora descubro que música conmueve tu alma, ya sea dándole (felicidad como nostalgia o tristeza)
Te dejo a Calamaro junto al INDIO, con el SALMON
Y
A Francisco Bochaton, un músico de mi ciudad.
A ver si su ARTE te llega? (=
Un Beso
Buena Semana!
Ezequiel
brava! que te has hecho caña tras caña en los conciertos de loquillo y de andrelo!!? andres, cariño! grande, esther!
a ver cuando conozco el famoso vestido de pastorcita...
carezze
Tomas: totalmente de acuerdo contigo. A calamaro le sentaban mejor las drogas que el mate, y Love of lesbian fue una auténticada gozada, bajo un calor sofocante, pero una gozada!
حزقيال: muchas gracias! veo que sigues manteniéndote fiel a utopía surrealista, tus comentarios y enlaces siguen siendo bien recibidos, gracias de nuevo :)
Pau: que te voy a decir a ti de como estaba en el concierto de Calamaro y de Loquillo, si mejor que tú conoces mi nostalgia rockera...el vestido cuando quieras, ven de Italia pronto y me lo pongo para celebrar tu vuelta con unas cervezas!
Publicar un comentario